- Baja autoestima: Muchas veces, los mitómanos mienten para sentirse mejor consigo mismos o para impresionar a los demás.
- Necesidad de atención: Suelen buscar la atención y la admiración de los demás, lo que les lleva a crear historias o situaciones que no son reales.
- Incapacidad para reconocer la realidad: Pueden llegar a creer en sus propias mentiras, lo que complica aún más la situación.
- Comportamiento manipulador: A menudo utilizan sus mentiras para manipular a otros y obtener beneficios personales.
- Dificultades en las relaciones interpersonales: Las constantes mentiras pueden llevar a la pérdida de confianza y problemas en sus relaciones con amigos y familiares.
- Historial de problemas emocionales: Muchos mitómanos pueden tener trastornos subyacentes, como ansiedad o depresión.
- Tendencia a exagerar: A veces, sus mentiras no son completamente inventadas, sino que exageran la realidad para hacerla más interesante.
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