«El Gran Saqueo del Infonavit: Un Viaje al País de las Maravillas Administrativas»
En un rincón no muy lejano de la realidad mexicana, donde los sueños de tener casa propia se mezclan con un cóctel de promesas y desilusiones, se encuentra el Infonavit. Este noble instituto, creado para ayudar a los trabajadores a alcanzar su sueño de vivienda, se convirtió en un escenario digno de una obra de teatro grotesca, donde los personajes principales son administradores con más trucos bajo la manga que un mago en su mejor momento.
Imaginemos un día cualquiera en las oficinas del Infonavit. Los empleados, vestidos con trajes impecables y sonrisas que podrían iluminar cualquier sala de espera, se reúnen para discutir cómo hacer que los ahorros de los trabajadores desaparezcan más rápido que el último pedazo de pastel en una fiesta. «¡Es hora del gran saqueo!», exclaman entre risas nerviosas, mientras trazan planes que harían sonrojar al más audaz ladrón.
En este teatro del absurdo, la ironía se desborda. Los fondos que deberían haber servido para construir hogares se transforman en lujos extravagantes: viajes a playas paradisíacas, cenas en restaurantes cinco estrellas y hasta colecciones de arte que harían palidecer a cualquier museo. Todo ello financiado por los sueños frustrados de aquellos trabajadores que solo deseaban un techo digno.
Los escándalos surgen uno tras otro como si fueran parte de un guion predecible. La historia del “fantasma” del constructor es particularmente divertida: miles de pesos destinados a proyectos que nunca vieron la luz. «Quién necesita casas cuando podemos tener fiestas…???», parecía ser el lema. Y así, los ahorros se evaporaban como el humo de un cigarro en una noche de celebración.
Los ciudadanos, por su parte, observan este espectáculo con una mezcla de incredulidad y resignación. Algunos incluso comenzaron a hacer chistes sobre cómo sus ahorros estaban más seguros en la alcancía de un niño que en las manos del Infonavit. “Para qué ahorrar si puedo disfrutar del show…???”, comentaban entre risas amargas.
Pero no todo es risa en este cuento. A medida que los años pasan y las administraciones cambian como si fueran personajes en una telenovela, la realidad se vuelve cada vez más sombría. Los trabajadores siguen esperando sus casas soñadas mientras ven cómo sus ahorros se convierten en anécdotas chuscas para contar en las reuniones familiares.
Sin embargo, a pesar del desmadre administrativo y la corrupción desenfrenada, hay una luz al final del túnel. La gente comienza a despertar y cuestionar lo que antes consideraban normal. Las redes sociales se llenan de memes sobre el «sueño mexicano» y cómo este ha sido secuestrado por unos pocos…La CUV Central Unitaria de Vivienda Organización que aglutina diferentes liderazgos de toda la república mexicana y que liderea el aguerrido luchador social Cesar Del Pardo se organiza y exige soluciones viables a los nuevos directivos del organismo que fue fundado para construir vivienda digna y accesible para los trabajadores de México. La ironía se vuelve una herramienta poderosa para visibilizar lo inaceptable.
Así termina nuestra crónica sobre el gran saqueo del Infonavit: una historia llena de risas y lágrimas, donde lo grotesco se mezcla con lo irónico y donde los verdaderos héroes son aquellos trabajadores que siguen luchando por sus derechos y por el hogar que merecen… Hoy su director Octavio Romero intenta poner orden,,, se viene la reforma y allí se verá la mano de la 4T. Esperemos sea para bien del trabajador mexicano.