Crónica del Cabildo de Manzanillo: La Era de Marta Zepeda del Toro y el Resurgir de la Dignidad

En los años en que Marta Zepeda del Toro ocupó la Secretaría del Ayuntamiento bajo la administración de Griselda Martínez, el Cabildo de Manzanillo vivió una etapa marcada por la tensión y la desconfianza. La dinámica política se tornó compleja, pues las decisiones que debían ser transparentes y colaborativas se transformaron en un espectáculo de desdén y autoritarismo.

Marta, conocida por su carácter fuerte y su actitud despótica, era vista como una figura que no solo ejercía su autoridad, sino que también menospreciaba a los regidores. Las órdenes del día, actas e iniciativas no eran entregadas con la prontitud ni la seriedad que exigía el funcionamiento adecuado del ayuntamiento. Esta falta de comunicación generó un ambiente enrarecido, donde los regidores se sentían ignorados y humillados. En sus reuniones, el tono grosero y prepotente de Marta, en complicidad con Griselda Martínez, se convirtió en un sello distintivo. Las risas burlonas y las miradas de desprecio hacia quienes intentaban alzar la voz se volvieron moneda corriente.

El clima de trabajo se deterioró rápidamente. Los regidores que intentaban plantear propuestas o cuestionar decisiones se encontraban frente a una pared de desdén y arrogancia. Cada intento de diálogo constructivo era aplastado por una actitud que parecía decir: «ustedes no cuentan». Esto no solo afectó la moral del cuerpo edilicio, sino también la gestión pública, ya que las decisiones importantes eran tomadas sin el consenso ni la participación necesaria.

Sin embargo, el tiempo tiene una forma curiosa de equilibrar las dinámicas de poder. Hoy, en este momento crucial del 2024, Rosy Bayardo y su grupo de regidores , Sarita Valdovinos, Pupi y Christian Bolaños, están devolviendo lo que un día recibieron. La historia parece repetirse; ahora son ellos quienes sienten el peso del desprecio que antes se les infligió. Rosy, con su estilo firme pero justo, ha comenzado a hacer valer su voz y autoridad.

El ciclo ha dado un giro sorprendente. Las actitudes arrogantes han sido devueltas con la misma moneda; lo que Marta sembró está floreciendo en un jardín lleno de espinas. La humillación y el menosprecio han regresado a su origen; los ecos de aquel pasado resuenan en cada reunión del Cabildo. Los regidores han decidido no callar más ante lo que consideran injusticias y están exigiendo respeto.

En este nuevo capítulo para Manzanillo, queda claro que las lecciones aprendidas son profundas: el poder puede ser efímero y lo que hoy parece ser dominio absoluto puede convertirse mañana en una carga pesada. La dignidad y el respeto deben ser pilares fundamentales en cualquier gestión pública; lo contrario solo lleva a ciclos viciosos que perpetúan el dolor y la frustración entre aquellos que deberían trabajar juntos por el bien común.

Así, mientras Marta Zepeda cosecha lo que sembró, los regidores actuales luchan por reconstruir un ambiente donde la colaboración y el respeto sean los protagonistas. El Cabildo de Manzanillo sigue siendo un reflejo vivo de las complejidades del poder político; una historia en constante evolución donde cada acción tiene sus consecuencias. Insisto ,,,Cosecha lo que SEMBRO…¡¡¡

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